Vengo con una nueva reseña para compartir con ustedes.
Mía, el gato y el ratón — María Border
Sinopsis
Cansada de ser acosada por el dueño de la productora para la que
trabaja, Miranda Serrano consigue un puesto como secretaria en el
estudio jurídico Salerno, considerando que allí estará bajo las órdenes
de gente seria y profesional. El doctor Santiago Albarracín, miembro
destacado del estudio, será su jefe. Además de un hábil profesional,
Santiago es seductor, mujeriego y no está acostumbrado a que las mujeres
le digan que no. Mucho menos un “minón infernal”, como su nueva
secretaria. Entre atracción y rechazo, descubrirán secretos familiares y
temores propios. En la búsqueda por lograr sus objetivos, vivirán
situaciones límite, incursionando en el juego “del gato y el ratón”.
¿Quién será el gato? ¿Quién el ratón?
Comenzando con la portada, debo decir que si algo atrae de
la misma es su color naranja de fondo. Una tonalidad muy particular para un
libro de romántica, pero que encaja muy bien para lo que nos encontraremos en
sus páginas. El zapato, los “clásicos” que imagino forman parte del armario de
más de una mujer (yo los tengo), y el cenicero con el cigarrillo son dos
elementos muy significativos que representan, sin lugar a dudas, a los dos
protagonistas de esta historia.
Y para hablar de ellos, y coincidiendo con el inicio de la
novela, comienzo con él, con Santiago Albarracín, un hombre atractivo, seductor
y muy seguro de sí mismo, pero (siempre hay uno en medio), y esto es mi
parecer, un poco creído (por no decir demasiado).
“…Sí, nena, así de
atractivo, ¿viste?...” “…Sin bronceado también estoy buenísimo…”
¿Perdón? ¡Madre mía! Representado así, diría que Santiago
jamás podría amar a nadie, porque me hace dudar que en su corazón pueda
albergar amor por alguien más que no sea él mismo. Sin embargo, les diré si mi opinión cambió al
respecto en unos párrafos más abajo.
Siguiendo con Santiago, no dudo que en su trabajo es el
mejor, pero (ya les había dicho que siempre los hay) a quejoso creo que no le
gana nadie.
“…Odio el tiempo
perdido en los aviones. No puedo dormir, no entro en los asientos… (bla, bla,
bla)…” “…Los chicos son un fastidio…” “…¿Cómo voy a hacer para laburar sin un
pucho en la mano?...”
La vida perfecta; lo que yo quiero, lo tengo; si no me
interesa, como si no existiera; y con la mirada (y algo más) siempre fija en
las mujeres. Pero ¡cuidado!, si no eres esbelta, bella, hermosa, con un cuerpo
de infarto, sexy, va, en pocas palabras, una top model, olvídate de que pueda darte bolilla, llevarte el apunte,
prestarte atención, o como quieran llamarle.
Sí, lo reconozco, Santiago no me ha caído bien. Su forma de
ser es, para mi gusto, demasiado arrogante y creída.
Paso ahora a Miranda Serrano. Tenemos a una mujer que en
palabras textuales de Santiago es un minón
infernal, o sea, su tipo, su clase, su todo, y, por supuesto, no va a dudar
en tenerla en sus brazos (y algo más). (¡Santiago, dejá de meterte en medio que
tengo que hablar de Miranda! ¡Vaya con este hombre!)
Volviendo con Miranda (si me dejan), decía que es una bella
mujer, con carácter y segura de lo que busca y espera de su vida. El trabajo
que tiene no es porque realmente lo necesite, su padre puede ofrecerle todas
las comodidades que ella desee, pero Miranda quiere valerse por sí misma. Y es
así que tiene su propio departamento, que comparte con dos amigos, y que busca
un trabajo estable que le permita seguir con su estudio universitario, diseño
gráfico, que poco tendrá que ver con el que consigue.
Decidida a dejar la productora donde trabajaba (y de la que no
se lleva muy buenos recuerdos), se toma vacaciones antes de emprender el cambio
radical que busca en su vida. Así es que, ayudada por su mejor amiga, ingresa
al Estudio Jurídico Salerno como secretaria de Santiago Albarracín y Franco
Salerno (ya hablaré de él cuando lea Mía 2).
Y como toda mujer que se precie de ser conquistada, no puede
evitar caer rendida ante Santiago. Sin embargo, antes de llegar a ello, y
advertida principalmente por las palabras de Salerno padre (“…Astutos como pocos y envidiablemente
hábiles. Pero jóvenes y… atractivos…” “…Ante la primera muestra de un acto que
no se corresponda con las labores para las cuales lo hago, daré curso a su
inmediato despido…”), crea mil y un barreras a su alrededor. Ambos son tal
y cual Salerno los ha descrito, y mantiene la compostura frente a ello, siendo
lo más profesional e indiferente que puede. Pero (perdón por los muchos que voy
poniendo) Santiago es Santiago y por más que no quiera dejarse llevar, termina
sucumbiendo ante él.
Aquí pongo una crítica y es que creo que Miranda se ha
dejado llevar muy rápido. Para mi gusto, hacerlo sufrir un poco más a Santiago
o poner algunas escenas más de choque entre ambos hubiera estado genial.
El juego de “el gato y el ratón” está muy bien descripto en
esta historia, ya que entre ambos protagonistas es esto lo que surgirá, un tira
y afloja por parte de ambos, para terminar los dos entendiendo que uno no puede
vivir sin el otro.
En fin, para ya ir dando por concluida esta reseña, redondeo
con mis pareceres. Mía, el gato y el ratón es una linda y divertida historia de
amor. No puedo dejar de nombrar a la madre de Santiago, Clara, un personaje que
me encantó; sabia, compañera, dulce, tierna y siempre con la palabra exacta
para brindarle a su hijo.
De Franco no voy a hacer comentarios por ahora, lo dejaré
para cuando lea su libro.
De los padres de Miranda, y para no hacer spoilers, solo
diré que el mundo es un pañuelo y que me ha dejado con ganas de saber más sobre
la pequeña María Sol.
Y para finalizar ya, diré que María Border nos ha deleitado
una vez más con su magnífica pluma. Su forma de escribir es maravillosa,
natural, divertida. Sus expresiones tan argentinas me encantan, me hacen reír y
sentir que estoy en mi día a día. Y el haberla escrito en primera persona y
desde el punto de vista de Santiago y de Miranda, ha sido magnífica, porque
descubrimos mucho sobre los sentimientos de cada uno.
Tengo que reconocer, después de todo, que Santiago, pese a
su arrogancia, logró conquistarme finalmente. Los celos que ha sentido,
comprendo que justificados, han sacado lo mejor de él: que su corazón no le
pertenecía solo a su ego, sino que puede compartir, soñar y crecer junto a la
persona que ha logrado conquistarlo.
Una bella historia para recomendar.
Cariños,
me he vuelto una gran fan de esa autora y sin duda esta novela ha sido una de mis favoritas! ^v^
ResponderEliminarGracias por comentar, Haruko. Y coincido contigo, María también es de mis favoritas. Cariños.
EliminarGuau ¡Qué bonita reseña Mimi! Mil gracias por leer mi novela.
ResponderEliminarOpino igual que vos de Santiago. Ya era hora de que le llegara su Miranda.
Besos y otra vez gracias.
María
Hola Guapetona, una maravillosa reseña. María escribe genial.
ResponderEliminarBesicos.