¡Hola!
Una nueva reseña para compartir con ustedes. Besos.
Como perro y gato, Mía 2 — María Border

Dando inicio a esta reseña, comienzo como
suelo hacerlo, con la portada. Debo decir que, si bien la misma representa a
los protagonistas (no podría identificar a uno con el hielo y a otro con el
fuego, porque creo que cada uno tiene lo suyo de cada elemento), y que su color
es también llamativo (como lo es el de Mía, el gato y el ratón), una imagen que
los representaría a ambos y que es muy significativa en esta historia es “El
Fantasma”, el barco del protagonista. No quiero decir con esto que la portada
no sea de mi agrado, me parece bonita y aprecio el trabajo que Macarena ha
hecho con la misma, solo doy mi opinión tras haber leído la historia.
Respecto al título, no podría ser otro teniendo
el gato y el ratón en el primero. No todos los perros persiguen a los gatos, ni
todos los gatos les temen a los perros, jejeje, y la amistad (y el amor, en
este caso) prevalecen a lo que supone entre estos adversarios.
Nos encontramos en esta historia con Franco
Salerno, el mejor amigo de Santiago Albarracín. Abogado, orgulloso, diría que
un poco arrogante y seductor también, no puede ser menos que su compañero y
“vive la vida loca” hasta que en su camino se cruza la mujer que, según
palabras textuales de Salerno padre, “logra ponerlo en vereda”.
Así es como Adriana Martinez aparece en su
vida, “la síndica” como es apodada por ambos. Una mujer hecha y derecha, con
una carrera intachable, con convicciones fuertes y con un fuerte carácter que
representa lo que es y cómo se ha formado en el camino que le ha tocado recorrer
desde que nació. Avasalladora sería la palabra que usaría para representarla,
pero no en el sentido en el que, por ejemplo, Santiago reconoce a Miranda como
minón infernal, sino que lo digo por cómo ella se muestra frente a todos. “Dos
más dos son cuatro”, no hay error en ello, no hay manera de que eso sea de otra
forma. Así es Adriana, así es la síndica, una mujer a la que la vida la ha
golpeado de una manera que no podrás descubrir hasta que un acontecimiento en
la vida de Miranda, haga caer esas barreras que creó a su alrededor y la
muestre.
Pero no quiero perderme hablando de ella
sin dejar de decir algo más respecto a “el insoportable”, como ha tildado la
autora a Franco. Debo reconocer que no lo ha sido a mi entender, aunque acepto
que su alter ego, al igual que me pasó con Santiago, no ha sido del todo de mi
agrado. Sin embargo, no puedo evitar sentirme enamorada por la ternura y amor
que ha demostrado para con Adriana en un momento tan difícil como lo fue para
ella el saber sobre un tema muy importante en su vida. No puedo agregar más al
respecto, porque estaría haciendo spoilers y no es mi intención.
Me alegró, también en esta historia, saber
más de la vida de Santiago y Miranda, más precisamente en la de ella, ya que el
tema de María Sol quedó como una asignatura pendiente en el libro de ambos y
descubrirla y conocerla fue también una forma de adentrarnos en la vida de
ambos. Sin lugar a dudas, Miranda es una mujer que sabe lo que quiere y cómo
tratar a su marido para que cumpla con lo que ella desea.
Y si de alguien no puedo dejar de hacer un
comentario, es respecto a Rebeca, la secretaria elegida por Miranda para los
abogados. Y acá es donde la frase “perro que ladra no muerde” es muy indicada
para ella. Mujer seria y gruñona como ninguna, pero a la que Franco logró
conquistar con sus estrategias (otro punto a favor del insoportable), donde
podría agregar otro dicho “si no puedes con ellos, úneteles”.
Para ir finalizando, termino diciendo que
la pluma de María, como no podía ser de otra forma, es amena, sencilla, fresca y
divertida. Su forma de expresarse, tan argentina como me gusta decir, hace que
me repita y que exprese el hecho de que me sienta en mi día a día al leerla.
Una muy bonita historia y con un final
hermoso. Y si algo no podía faltar en esta novela, es la frutilla del postre
que nos ha dado con un poco más de la vida de las dos parejas que forman parte
de esta serie llamada Mía.
Cariños,
A mi me ha encantado, al final del libro la escritora dice que espera haber logrado una sonrisa en el lector, conmigo puede estar satisfecha y encantada porque mientras lo leia las sonrisas han sido muchisimas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias querida Mimi.
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